¿Qué significa ‘6-7’? Los adolescentes no te lo van a decir
Si quieres avergonzarte de verdad ante un chiquillo, prueba a preguntarle el significado de una frase que se repite como un conjuro en las escuelas de todo Estados Unidos: ‘6-7’.La conversación podría ir más o menos así: Te informan que no tiene una definición, simplemente es gracioso, ¿OK? Y además, ¿no te da un poco de vergüenza preguntarlo?“En realidad no hay un significado detrás de 6-7”, explicó Ashlyn Sumpter, de 10 años, quien vive en Indiana. “Yo podría usarlo en cualquier momento”, dijo Carter Levy, de 9 años, de Loganville, Georgia. Dylan Goodman, de 16 años, de Bucks County, Pensilvania, describió la frase como un chiste privado que se vuelve más divertido con cada adulto que intenta entenderlo y no lo consigue.“No quiero ofender a los adultos, pero creo que siempre quieren saber qué está pasando”, dijo.'6-7', el término popular en redes socialesDesde luego, lo han intentado. Varios meses después de que ‘6-7’ empezó a aparecer en las aulas y en internet, la frase se ha convertido en objeto de perplejas publicaciones en las redes sociales por parte de los padres y de atentas explicaciones en los medios de comunicación nacionales, la mayoría de los cuales la relacionan con la canción Doot Doot (6-7) del rapero Skrilla. El mes pasado, Dictionary.com eligió el término como palabra del año, reconociendo que es “imposible de definir”.Es el truco más viejo del manual del adolescente: di algo tonto, confunde a los adultos, repite hasta que seas grande. Hoy, sin embargo, esos términos rebotan en una red de publicaciones y en las páginas de influentes, todos prometiendo descifrar el comportamiento juvenil para audiencias mayores. ‘Seis-siete’ se siente un poco como una granada sin sentido lanzada al corazón de ese ecosistema. ¿Están desesperados por entendernos? ¡Buena suerte, perdedores!No es la única forma en que las generaciones más jóvenes están, conscientemente o no, desbaratando el análisis serio de sus ancestros.En los últimos dos años, los preadolescentes colocaban arbitrariamente la palabra 'skibidi' en medio de sus frases y utilizaban la IA para inventar personajes absurdos como Ballerina Cappuccina (una taza de café con zapatillas de punta) y Tralalero Tralala (un tiburón con piernas de humano). En Europa, miles de miembros de la generación Z han adoptado un ritual llamado 'Pudding mit Gabel' que consiste en reunirse en un parque, sin motivo aparente, para comer pudín con tenedores.Estas tendencias pueden tacharse de tonterías o, en lenguaje moderno, de brainrot o ‘cerebro podrido’. Pero quizá sean algo más: una especie de ofuscación gozosa, un esfuerzo para ser incognoscible por parte de una generación que, prácticamente desde su nacimiento, ha estado implacablemente en exhibición.“Creo que saben que todo el mundo les observa”, dijo Alma Fabiani, de 29 años, directora de contenidos de la editorial digital para jóvenes Screenshot. ¿No es más divertido —y más enigmático— voltear la broma hacia los que miran?‘Swingin’ on the Flippity-Flop’Desde que existe la jerga de los adolescentes, los adultos han deseado ahondar en su significado, y los jóvenes han sentido la necesidad de explotar esa curiosidad. Es prácticamente un rito de iniciación.En noviembre de 1992, The New York Times publicó un “léxico de la jerga grunge” en el que se mencionaba a Megan Jasper, una representante de ventas de 25 años de Caroline Records en Seattle. Tras la publicación del artículo, Jasper reveló que se había inventado varios de sus aportes, como lamestain (persona que no es genial) y swingin’ on the flippity-flop (pasar el rato).El afán del periódico por explicar la inexistente jerga de una escena difusa había inspirado a Jasper a hacer travesuras. “Reaccionas intentando burlarte de ello”, dijo más tarde.Cuando llegó el momento de molestar a la generación X, la generación de Jasper, los millenials disponían de una herramienta que sus padres no habían tenido a su alcance: internet.Clarissa Hunnicutt recuerda que repetía sin parar frases como “Soy una serpiente”, de un video viral de YouTube de 2010, ante el desconcierto y la frustración de sus padres.“Finalmente llegaron a un punto en el que dijeron: ‘Vamos a aceptar que no tenemos ni idea de lo que estás hablando’”, dijo Hunnicutt, de 32 años, quien trabaja para una agencia de acogida sin ánimo de lucro.Cree que los padres milénials como ella han luchado por hacer lo mismo. Como creció impregnada de la cultura de internet, cree que debería ser capaz de llegar al fondo de la jerga como cooked y rizz que sus tres hijos aprenden en la red. En su época, la mayoría de los términos de moda aludían a un único video o película de YouTube; ahora, los orígenes pueden ser mucho más difusos.Las plataformas de medios sociales impulsadas por algoritmos también han disparado el ciclo natural de formación del argot. En la búsqueda incesante de material novedoso para alimentar a los usuarios, esas plataformas elevan las nuevas tendencias y acuñaciones a un ritmo que puede resultar agotador para quienes intentan mantenerse al día.“He dedicado mucho tiempo a estudiar estas palabras”, dijo Hunnicutt, riendo con exasperación.Ashlyn, su hija de 10 años, estaba sentada a su lado con una pequeña sonrisa. “Me hace gracia que intente meterse todas estas palabras en la cabeza”, dijo.Los padres como Hunnicutt pueden consultar una floreciente economía de contenidos que disecciona las tendencias juveniles para adultos y vendedores curiosos.Por ejemplo, chopped o “picado”, un sinónimo para lo que tiene poco atractivo del que se hicieron eco el Times, Fox News y Parents.com, y que apareció en boletines como The Culture Translator y After School.Algunos con especial proximidad a los jóvenes —como los profesores de secundaria y los padres— también han hecho carrera explicando qué quieren decir exactamente los chicos cuando dicen que están haciendo aura farming.Si los adultos de hoy parecen más ansiosos por que se les aclaren esos términos, puede deberse a que plataformas como TikTok han proporcionado una visibilidad inusual de los hábitos de los adolescentes.“Hay mucho interés en la cultura juvenil, y me incluyo, dijo Casey Lewis, quien escribe After School, un boletín sobre la generación Z y la generación Alfa. “Y por eso es divertido frustrar a los mayores”.Lewis, de 38 años, se preguntó si '6-7' era un pequeño mensaje para los adultos, que parecen más entrometidos que nunca: “Déjenos existir en nuestro propio espacio”, dijo.‘No es asunto tuyo’Cuando iba a la escuela secundaria, Violet Paull recuerda que se enfadó cuando vio un video en YouTube en el que un hombre adulto intentaba explicarle un arquetipo favorito suyo, la 'chica VSCO' que lleva un scrunchie o dona elástica para el pelo y una botella de agua. (La tendencia debe su nombre a una aplicación de edición de fotos que Paull utilizaba religiosamente).“Yo dije: ‘No es asunto tuyo; no eres una niña de 13 años’”, dijo.No cabe duda de que los miembros de la generación de Paull también han proporcionado mucha materia prima para que los observadores se hagan preguntas, al publicar enredes socialesla manera en que crecen y prueban distintas identidades en internet. Sin embargo, entre sus compañeros existe la sensación de que quizá ya se les ha analizado lo suficiente.Paull, estudiante universitaria de 19 años en Annapolis, Maryland, cree que los chistes privados de su generación pueden haberse vuelto más abstractos en un esfuerzo por revelar menos en internet, y quizás prolongar el periodo de tiempo en que esos chistes pertenecen realmente a la cohorte que los creó.Señaló un género de brainrot que es “tan ridículamente poco gracioso que llega a ser gracioso”. Gran parte de él no hace ningún esfuerzo por ser legible: un meme que circuló el año pasado mostraba el texto “esa sensación cuando la operación de rodilla es mañana”, superpuesto sobre una imagen teñida de azul del Grinch.Es el tipo de mensaje que circula con frecuencia entre la generación Z: surrealista, impersonal y básicamente impenetrable. Es probable que esté borroso, posiblemente de cabeza. Puede que incorpore una película de animación, un fragmento de audio de TikTok de hace seis meses y un filtro de Instagram de 2010, todo en la misma publicación.Kristen Choi, de 22 años, se quedó perpleja cuando su bienintencionado padre le pidió que le explicara el origen de Ballerina Cappuccina, la bailarina generada por IA.“No creo que mi padre lo vaya a entender, aunque le diera un diagrama de flujo o, Dios no lo quiera, una presentación de diapositivas”, dijo.Para ella, estos personajes que desafían la realidad son una forma de afrontar la mayoría de edad en un mundo que es menos sencillo de lo que ella y sus amigos esperaban, ya que muchos de ellos luchan por encontrar trabajo y consideran que los objetivos a largo plazo, como ser propietarios de una vivienda, son difíciles de alcanzar.Choi, recién licenciada en la zona de la bahía de San Francisco, describió el sentido del humor de su generación como copium, una combinación de cope (afrontar) y opium (opio), es decir, desorientador y un poco narcotizante al mismo tiempo.La generación Alfa, la generación que sigue a la generación Z, ya parece estar adoptando, y amplificando, esa actitud, según Fabiani, de Screenshot. Los adultos tienden a tratar a los jóvenes “como un enigma que hay que resolver”, dijo. Pero eso puede resultar una tarea contraproducente.Cuando los padres, los profesores y la copresentadora del Today Show, Savannah Guthrie, se pusieron sus disfraces de '6-7' hace unos días para Halloween —quizá satisfechos de ser parte por fin de la broma—, estos adultos probablemente ya estaban llegando tarde a un argot aún más nuevo.Lexie Frensley, de 37 años, maestra de secundaria en Beaverton, Oregón, predijo que el próximo '6-7' ya estaba en camino.“Tienen que pasar a lo siguiente”, dijo, y añadió: “Esto no va a parar”.IOGE