
La llegada de Hernán Bermúdez a México para enfrentar cargos por delincuencia organizada y otros delitos marca un paso significativo en un caso de alto perfil que vincula a un exfuncionario de seguridad con el crimen organizado. Su traslado desde Paraguay y las declaraciones de la presidencia sobre su destitución ponen de relieve la complejidad política del caso y la promesa del gobierno actual de no encubrir a nadie, mientras las investigaciones continúan para deslindar todas las responsabilidades.










