
La construcción de la Línea 4 del Metro perforó un drenaje pluvial vital, causando inundaciones y desatando un conflicto entre el gobierno estatal y el municipal de Monterrey. A pesar de las advertencias previas, el Estado tardó en reconocer el daño, y ahora enfrenta exigencias de reparación urgente y responsabilidades políticas por una obra ejecutada con presunta negligencia y sin los permisos adecuados.










