
La muerte de Mauricio Fernández no solo representa la pérdida de una figura política icónica para San Pedro y Nuevo León, sino que también inicia un reacomodo en la administración municipal. Mientras se suceden los homenajes que buscan preservar su legado cultural y político, el cabildo y el Congreso estatal se preparan para formalizar la transición de gobierno que él mismo ayudó a delinear.