
La reciente ola de ataques contra policías en Monterrey y su periferia ha evidenciado una grave crisis de seguridad, a la que las autoridades han respondido con operativos masivos que resultaron en la detención de 28 presuntos criminales y el decomiso de armamento. A pesar de que el gobierno estatal asegura una tendencia a la baja en homicidios, la persistencia de la violencia y la operación de células delictivas provenientes de estados vecinos mantienen un estado de alerta en la región.










