
La muerte de la agente Stephany Carmona, oficialmente un accidente pero denunciada como feminicidio por su familia, expone un presunto caso de violencia de género dentro de la Guardia Nacional. Con el principal sospechoso prófugo, la exigencia de una investigación exhaustiva y transparente recae sobre las fiscalías para esclarecer los hechos y castigar a los responsables.










