
El caso Bermúdez no solo expone presuntos nexos entre la alta política y el crimen organizado, sino que también ha provocado una fractura en el liderazgo de Morena en el Senado, debilitando la posición de Adán Augusto López y presentando un desafío directo para la cohesión del partido gobernante y la narrativa de cero impunidad de la presidenta Sheinbaum.