
Los aranceles al acero y aluminio impuestos por Estados Unidos han creado un panorama complejo, perjudicando a su propia industria manufacturera al encarecer los insumos y provocando la pérdida de empleos.
Para México, estas medidas representan una barrera significativa que afecta la competitividad de sectores estratégicos, complica la resolución de crisis industriales como la de AHMSA y genera una persistente incertidumbre en el comercio bilateral, a pesar de las exenciones pasadas bajo el T-MEC.





