
La imposición de un arancel del 25% a los camiones fabricados en México por parte de EE.UU. crea una notable incertidumbre para la industria de vehículos pesados, afectando principalmente a Freightliner, International y Kenworth. Aunque el T-MEC mitiga el impacto para los vehículos que cumplen las reglas de origen, la medida, apoyada por GM y Ford, redefine las dinámicas comerciales y de producción en la región.










