
El cierre de la planta COMPAS es una consecuencia directa de la reconfiguración de la industria automotriz global y las presiones proteccionistas de Estados Unidos. La decisión pone fin a una importante alianza industrial en México, afectando cientos de empleos y la cadena de suministro en Aguascalientes, y subraya la vulnerabilidad del sector manufacturero mexicano ante las disputas comerciales internacionales.










