
El uso de fuerza militar letal por parte de la administración Trump contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes venezolanos marca una dramática escalada en su política hacia Venezuela. Mientras la Casa Blanca defiende los ataques como una medida necesaria contra el narcoterrorismo, Caracas los condena como actos de agresión, generando serias preocupaciones legales y diplomáticas a nivel internacional.