
El cierre gubernamental más largo en la historia de EE.
UU., derivado de una disputa presupuestaria sobre Obamacare, generó una grave escasez de controladores aéreos.
Esto obligó a la FAA a implementar cancelaciones masivas de vuelos en 40 aeropuertos principales para mantener la seguridad, causando un caos generalizado para miles de viajeros.













