
Las declaraciones de Donald Trump sobre su deseo de un tercer mandato, a pesar de la clara prohibición constitucional, reflejan su desafío a las normas establecidas y su alta autopercepción de popularidad. Aunque ha descartado estrategias indirectas para lograrlo, como postularse para vicepresidente, su ambigüedad y el respaldo de figuras como Steve Bannon mantienen el debate sobre sus futuras intenciones políticas y el respeto a los límites del poder ejecutivo.














