
Donald Trump utilizó la plataforma de la ONU para proyectar una agenda nacionalista, cuestionando la relevancia de las instituciones multilaterales, atacando las políticas globales sobre migración y clima, y destacando los logros de su administración. Su discurso reforzó su postura de "Estados Unidos primero" ante la comunidad internacional, marcando un fuerte contraste con el tono de cooperación de otros líderes.