
La confrontación de Fátima Bosch con Nawat Itsaragrisil, donde denunció públicamente haber sido insultada, se viralizó y generó una ola de apoyo internacional. Su defensa de la dignidad y el respeto la convirtió en un símbolo de empoderamiento, provocando sanciones contra el directivo y un debate global sobre el trato a las mujeres en los concursos de belleza.













