
La revisión del T-MEC representa un desafío definitorio para México, que debe navegar el proteccionismo estadounidense para preservar su acceso comercial preferencial. Mientras el gobierno proyecta confianza en un desenlace favorable, la incertidumbre persiste para sectores estratégicos como el automotriz y el agrícola, cuyo futuro depende del resultado de las complejas negociaciones diplomáticas.









