
El acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás, mediado por Estados Unidos, representa un paso crucial para detener un conflicto de dos años. Aunque la tregua ha comenzado, su éxito a largo plazo depende de la implementación de un complejo plan de paz y de la superación de la profunda desconfianza y los desafíos políticos internos en ambos bandos.








