
La propuesta de aranceles a vehículos chinos busca proteger la industria nacional y podría incentivar la producción local, pero genera preocupación por el posible aumento de precios para el consumidor y el riesgo de afectar la competitividad y la transición a la electromovilidad. Expertos sugieren que la medida debe ser temporal para evitar distorsiones a largo plazo en el mercado.