
La marcha de la 'Generación Z', aunque con demandas legítimas de seguridad y justicia, terminó marcada por la violencia en la capital, dejando un saldo de heridos y detenidos. El suceso evidenció la polarización política del país, con acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición, y abrió un debate sobre los límites de la protesta y la respuesta de las fuerzas de seguridad.













