
Pemex logró reducir sus pérdidas netas en el tercer trimestre en comparación con el año anterior, pero sigue enfrentando una situación financiera precaria. Los principales desafíos son su abultada deuda con proveedores, que alcanzó un nuevo récord, y una producción de crudo a la baja, factores que ponen en duda su capacidad para alcanzar la sostenibilidad financiera sin el continuo apoyo gubernamental.











