
La aprobación preliminar del proyecto de ley de pena de muerte representa una victoria para la ultraderecha en la coalición de gobierno de Netanyahu, pero profundiza las divisiones internas en Israel y aumenta la condena internacional. La iniciativa se presenta como una medida disuasoria contra el terrorismo, aunque sus críticos temen que solo sirva para exacerbar la violencia y socavar los principios de derechos humanos.










