
El bombardeo israelí en Doha contra la cúpula de Hamás marca un punto de inflexión en el conflicto, arriesgando el colapso de las negociaciones de tregua y provocando una crisis diplomática con Qatar. La acción, justificada por Israel como una represalia necesaria, fue condenada internacionalmente y evidencia la expansión de las operaciones militares israelíes más allá de Gaza, con implicaciones impredecibles para la estabilidad de Medio Oriente.