
El ataque con drones a la FGE en Tijuana representa una grave escalada de violencia que generó una alerta consular de EE. UU. y peticiones de intervención federal por parte de la sociedad civil. Aunque no hubo heridos, el incidente, investigado como terrorismo, subraya la creciente sofisticación de los grupos criminales y la vulnerabilidad de las instituciones de seguridad, mientras las autoridades lo atribuyen a una reacción por sus acciones contra la delincuencia.










