
La propuesta de aranceles representa un giro proteccionista en la política comercial de México, buscando fortalecer la producción local frente a la competencia asiática. Sin embargo, enfrenta una fuerte oposición de la industria automotriz, que alerta sobre riesgos en la cadena de suministro, el encarecimiento de productos para el consumidor y la posible afectación a la inversión extranjera en un sector clave para la economía nacional.