
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos intensificó la presión sobre la banca mexicana para que refuerce sus controles contra el lavado de dinero de los cárteles, advirtiendo sobre posibles sanciones. La cooperación se centra en interrumpir el financiamiento del narcotráfico y el flujo de fentanilo, destacando el papel fundamental del sector financiero en la seguridad regional.