
La propuesta de aranceles marca un giro en la política comercial de México, buscando proteger la industria nacional en un contexto de presiones de Estados Unidos. Aunque el gobierno defiende la medida como una acción soberana para garantizar la competencia justa, enfrenta la oposición de China y advertencias de diversos sectores sobre riesgos de inflación, afectaciones a la inversión y un posible encarecimiento de bienes para el consumidor final.